Eleições na Argentina: do triunfo popular ao contrato social

Boletim nº 7 -04 de dezembro de 2019

 

Após a vitória de Alberto Fernández e da retorno ao poder na Argentina de um governo de base popular, cabe agora a consolidação de um novo contrato social. É o que afirma o analista Héctor Poggiese, convidado do Boletim IPPUR. Segundo ele, esse novo contrato social consiste em um tecido inter-relacionado entre Estado e sociedade (governo e cidadania), com presença efetiva da participação cidadã.

O Boletim IPPUR vem monitorando a conjuntura política e econômica na América Latina, atravessada pelo aprofundamento e acirramento do neoliberalismo e, do outro lado, pela resistência das bases populares.

Neste artigo, Héctor Poggiese — vinculado à Rede PPPP (Participação Popular en Políticas Públicas) e coordenador da área de Desenvolvimento, Inovação e Relações Estado Sociedade, da FLACSO na Argentina — analisa a conjuntura política do país vizinho após a vitória de Alberto Fernández e Cristina Kirchner.

 

Por Héctor Poggiese

 

El 27 de octubre el Frente de Todos con la fórmula Alberto Fernández – Cristina Fernández de Kirchner (el peronismo + otros 18 partidos políticos + los sindicatos + los movimientos sociales +…) ganó en primera vuelta por una diferencia de 8 % las elecciones presidenciales en Argentina. Se derrumbó así la continuidad en un segundo mandato del gobierno neoliberal – conservador de Macri, que había logrado en 2015,  en base a engaños y mentiras, desplazar una parte de los votos populares  para ganar entonces, en segunda vuelta, por 1.5 %.

Para este éxito electoral, que retoma el sendero de soberanía nacional y justicia social del periodo 2003-2015, coadyuvaron varios procesos simultáneos.

Por un lado la acción destructiva, antinacional y antisocial del gobierno de Macri, sólo preocupado con las ganancias de los empresarios amigos y las multinacionales, endeudó el país a cifras nunca conocidas, subordinó al final su programa económico al FMI, redujo la producción industrial a la mitad, aumentó el desempleo, duplicó la inflación, hizo caer el ingreso de los trabajadores y de los jubilados, elevó la pobreza a casi el 40 %, desmanteló las universidades, la ciencia y la tecnología e instaló el hambre en una nación productora de alimentos para el mundo entero.

Por otro lado la acción de permanente resistencia que enfrentó a ese gobierno desde el pueblo argentino. Los sindicatos y centrales de trabajadores, los docentes y universitarios, los pequeños y medianos empresarios, los movimientos sociales y de la economía social-popular, los jubilados, los estudiantes, manteniendo la tradición política instalada en Argentina, no tuvieron pausa en enfrentar las medidas gubernamentales que retiraban los derechos antes conquistados.

Inclusive impidieron la aprobación de la ley del  2 x 1, con la que el gobierno macrista pretendía devolver la libertad a los más de 300 militares de alta graduación condenados por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura de 1976-l983 y paralizaron el intento del mismo gobierno de producir la reforma laboral.

En tercer lugar la acción de la oposición política que se propuso y consiguió aunar un frente electoral unificado contra el gobierno neoliberal configurando una fuerza electoral compacta y convincente, capaz de recuperar la confianza popular y recolocar al estado en su papel equilibrador interviniendo en la defensa de lo nacional y la distribución justa de la riqueza, intercediendo a favor de los más necesitados.

Ahora bien un punto central que por lo general se omite en las campañas electorales es indicar las modalidades con las cuales se prepararán las decisiones de los procesos que lleven a la obtención del objetivo, el cómo se harán las cosas, La pregunta clave es si se repetirán los mecanismos tradicionales que tiñen de tecnocracia la formulación y ejecución de las políticas públicas o si los mecanismos innovarán abriendo la puerta a un diálogo, trabajo conjunto y consenso con los actores de la ciudadanía.

Ese aspecto está en buen parte resuelto por la declaración de CFK sobre la necesidad de establecer un nuevo Contrato Social entre el estado y la ciudadanía para enfrentar la situación sucedánea al macrismo.  El contrato social con la ciudadanía fue definido por CFK también como el mecanismo sostén de la acción del futuro gobierno.

La idea del contrato social lleva en Argentina,  a una situación nueva, a imaginar y poner en juego un tejido interrelacionado entre Estado y sociedad (gobierno y ciudadanía) y deducir que el accionar gubernamental sería preparado y acompañado por una participación ciudadana.

No se trata de conformar apenas con un acuerdo general entre representaciones gubernamentales, sociales, académicas, empresariales, sindicales, sino de expandir múltiples experiencias de pactos socio-gubernamentales con definición de compromisos  y de responsabilidades, tanto propias como mutuas, en las más diversas  políticas y proyectos de la esfera pública: un contrato social tejido por un conjunto de pactos fundacionales,  por procesos que, al mismo tiempo, contribuyen a la formación política popular y multiplican la formación de cuadros políticos en diferentes capas de la administración pública y la ciudadanía.

Ya respecto a la cuestión regional, en Sudamérica atravesamos una coyuntura muy particular. Los grupos más comprometidos con la concentración y dominación económica y la degradación de la democracia celebran el tridente utilizado para acabar el ciclo de gobiernos nacional populares emancipadores de América Latina, a saber: los golpes institucionales, las corporaciones de los poderes judiciales, los monopolios dueños de los medios concentrados  de comunicación, mientras, en paralelo, una rebelión social que se levanta contra el neoliberalismo recorre el subcontinente.

Ecuador, Chile, Colombia, movilizados contra el neoliberalismo. Bolivia, movilizada para reponer el estado plurinacional que después de 500 años reconoce a los pueblos originarios su humanidad e iguala sus derechos al resto de la sociedad. Brasil con Lula libre. Argentina vence en elecciones al despiadado inductor neoliberal e inicia un gobierno popular emancipador.  ¿Acaso, como en la revolución de mayo de 1810 se inició el proceso de independencia  de las colonias españolas en AL, en la ribera del Río de la Plata,  le toque en suerte a la Argentina reiniciar el nuevo ciclo de gobiernos nacional-populares emancipadores de Sudamérica?