Livro: “Desarrollo Regional en Perspectivas Comparadas”

Boletim nº 33 – 19 de agosto de 2020

 

Presentación: Cassio Luiselli Fernández¹

 

“Esta colección de ensayos representa una notable adición a la creciente y estimulante corriente de estudios comparados entre Brasil y México. No se trata de algo nuevo, pero si de un fenómeno en claro y saludable crecimiento. Resulta importante y esclarecedor comparar la problemática y las circunstancias de los dos países mayores de América Latina, tanto en términos de población, economía y presencia global.

En efecto, la población y economía combinado de los dos países, representan casi el 60% de la población y una proporción algo mayor del PIB regional. Solo Brasil y México poseen en América Latina, capacidades industriales de clase mundial y la “presencia global” de los mismos, medida en términos de dimensión económica, capacidad militar y “poder suave”2los coloca muy por encima del resto de Latinoamérica3. Ambos, con Argentina, conforman el grupo G-20, conformado por las mayores economías del mundo. Sus territorios, son vastos y de enorme biodiversidad, Brasil es enorme un “país continente”, el quinto del mundo en extensión y México, ocupa el tercer lugar entre los grandes países

latinoamericanos, después del propio Brasil y de Argentina. Se trata también de países relativamente jóvenes, pero ya en avanzada transición demográfica, prevalentemente urbanos y, también muy desiguales, con áreas de enorme rezago social y pobreza.

Brasil y México son, entre si, importantes socios comerciales, con algo más de diez mil millones de dólares de comercio bilateral, importante, pero muy por debajo de su potencial. Por último, son países amigos con relaciones diplomáticas casi bicentenarios, pero de tenue interacción: “amigos distantes”. Vale pues decir que estamos tan cerca y al mismo tiempo tan lejos.

Geográficamente, Brasil y México ocupan lugares extremos en América Latina: Mientras México, con forma de triángulo invertido en un eje en dirección a Noroccidente, es el país latinoamericano más septentrional y parte del subcontinente norteamericano; Brasil es un enorme país que ocupa, con mucho, la mayor superficie americana del Atlántico Sur. Si bien sus mayores centros de población están alejados entre sí, algunos de sus respectivos territorios, no lo están tanto: el oriente de la península de Yucatán, por ejemplo, está más cercana de la parte norte de la cuenca amazónica que el mismo sur de Brasil (Río Grande do Sul); quizá resulte para algunos sorprendente, saber que Cancún está más cerca de Manaos, que éste de Porto Alegre, por ejemplo. Mientras México está separado de América del Sur, por el istmo centroamericano y las selvas impenetrables del Darién y el Chocó; Brasil encuentra en las cordilleras andinas un formidable obstáculo natural en sus conexiones y acceso al pacífico. Las comunicaciones e interconexión de amplias regiones al interior de Brasil o de México, son incipientes en muchos casos, como puede apreciarse en los trabajos de este libro; pero más aún, las grandes sub regiones de América Latina están todavía lejos de estar conectadas. Los esfuerzos de Brasil (vía el FOCEM de Mercosur y también con el IIRSA, la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana) y de México (vía el Proyecto Mesoamérica) han sido esfuerzos pioneros, pero francamente limitados tanto en recursos financieros y proyectos de infraestructura, como verdadero apoyo e impulso político. Hay, es cierto, proyectos en Sudamérica para interconectar la vertiente atlántica de Sudamérica, sobre todo el Brasil, con los países andinos, pero son, de nuevo, incipientes y de escaso alcance. Todo esto limita, no solo el desarrollo de los estados nacionales, sino del conjunto de América Latina.

Pensar, por ejemplo, en los proyectos de gran porte e impacto como la llamada nueva Ruta de la Seda en china, o “La Franja y la Ruta” (BRI, por sus siglas en inglés) o, más cercano a nuestras áreas, la ambiciosa ampliación del Canal de Panamá y el éxitoso posicionamiento de ese pequeño país, como un hub marítimo y ahora también aéreo para las américas y el mundo. Brasil y México, sobre todo por su dimensión económica y política, pueden impulsar una mayor conectividad entre las grandes regiones de Latinoamérica. Como hemos dicho, la BRI4 impulsada por China y a la cual se han adherido muchos otros países, entraña enormes obras de infraestructura que reconfigurarán de modo profunda a Eurasia, conectando muy eficazmente y por varias maneras – aérea, terrestre y marítima – Asia con Europa. Algo similar, si bien quizá más modesto, se requiere para América Latina y solo Brasil y Mexico podrían impulsarlo. En este marco general, se inscriben los trabajos analíticos que comprenden esta colección de ensayos que aspiran a acercarnos un poco más y, sobre todo, entender mejor nuestras experiencias regionales que comparten algunas de sus principales características. El camino a nuestra integración pasa por la de nuestras grandes regiones.

Es así, que Este libro tiene una marcada vocación de análisis territorial o, si se quiere más precisión, un enfoque de desarrollo regional. De sus ensayos se pueden derivar comparaciones importantes e indicios analíticos, para profundizar o extender en el futuro el campo de la investigación binacional comparada. No es para menos, tanto México como Brasil, tienen profundas desigualdades regionales y también una enorme y rica variedad de biomas y regiones. Por ejemplo, México, tiene un gran desafío en la integración territorial y desarrollo regional de su región Sur-Sureste; y algo semejante ocurre en Brasil con regiones del Norte y Nordeste. Ambos pueden aprender mutuamente de aciertos y errores cometidos en el proceso de intentar el desarrollo de sus regiones más atrasadas. Nada como el análisis comparado, para aprender de las fallas y emular los éxitos.

No es que sus geografías se asemejen demasiado – sin bien ambas se encuentran mayoritariamente dentro de los trópicos latinoamericanos – sino que su diversidad, riqueza biótica y problemática socioeconómica, hace muy útil y rica la comparación entre ambos. En este sentido, nos referimos no solo al muy variado y biodiverso medio natural: bosques, selvas, sabanas y desiertos, etc. sino también al medio urbano: ambos países son ya marcadamente urbanos, con alrededor del 80% de la población en ciudades de todo tamaño; los dos países alojan las mayores megalópolis de américa: La zona Metropolitanas de la Ciudad de México y la Región Metropolitano de Sao Paulo, con sus enormes y semejantes contrastes de modernidad, opulencia y pobreza. Hay mucho pues que ganar del análisis comparado de nuestras geografías, regiones y de nuestro gran número y diversidad de ciudades, de los más variados tamaños.”

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¹Investigador Asociado del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la Universidad Nacional Autó-noma de México